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Todo mi gozo metido en un pozo

Carta ao director de Enrique Fernández López

Enrique Fernández./ Cedida.

 

Sería bueno para el sector de las cubiertas de pizarra, y en especial para los colocadores, que prosperase y sirviera de prueba, un informe que redacté, firmé, y mandé de prueba testifical a petición de mi cliente. (Ver https://osil.info/arrieiros-somos-y-en-el-camino-nos-veremos/  )

Si prospera y se admite como elemento de debate en un juicio, y el informe sale favorable en la persona de mi cliente, sentaría un precedente en este campo, sería un reconocimiento al esfuerzo, al trabajo, un reconocimiento, de que nuestros conocimientos teórico-prácticos, sirven para algo más, que para estar toda la vida encima de una cubierta.

No es nada despreciable este trabajo, todo lo contrario debería estar mas reconocido, tanto profesionalmente, como mejor remunerado. Una cubierta de pizarra bien realizada, es el cien por cien de la vida de un edificio. Un colocador de pizarra, se inicia en esta profesión en torno a los 17,18 o 19 años, y se está toda una vida aguantando las inclemencias meteorológicas fríos, sol, lluvias, heladas, etc…

Así como las posturas, que dependiendo de la complejidad de la cubierta en su forma y pendiente, tiene que desarrollar el cuerpo humano. Mientras escribo estas líneas me llama mi cliente, me informa que toda la información que le envié no fue admitida en el recurso de apelación en consecuencia todo mi gozo metido en un pozo.

Hace tiempo que venimos padeciendo en el sector de la pizarra, una carencia inmensurable de colocadores, eso añadido, a la poca profesionalidad de mucha de la gente que se dedica a este trabajo. Observamos que la pizarra es rechazada por muchos promotores, constructores, proyectistas, que optan por otros materiales alternativos para cubiertas, que no resultan tan problemáticos en su colocación ni en su poscolocación.

Desde algunas asociaciones se hablaba de expedir un carnet que avale la profesionalidad del colocador, al mismo tiempo se habla, desde organismos oficiales, de traer gente de otros países a formarse aquí, pero la idea no debe cuajar, porque la escuela de colocadores sufre un déficit de alumnado. Que se podría decir que existe una paridad entre alumnado y profesorado, lo cual repercute mucho en el volumen de pizarra a emplear en el mercado nacional.

Una idea que se ha planteado desde la asociación nacional de colocadores, y creo que se llevo a cabo en alguna zona en concreto, es formar colocadores en los lugares receptores de pizarra. Hay lugares en España. Y fuera de ella, que estarían dispuestos a importar pizarra, si se le garantizara la colocación, o si en sus países se impartieran cursos de formación. Todo eso hablando en costes económicos, saldría más rentables que mantener unas infraestructuras y un equipo de profesores, con los consecuentes gastos que ello acarrea. Pues ánimo al que competa, porque como dice el dicho. “Si Mahoma no viene a Roma, ira Roma a Mahoma”.

Texto: Enrique Fernández López.

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